Compra electrodomésticos con etiquetado energéticos de clase A+++: ahorran mucha energía y dinero.
No compres un frigorífico más grande del que necesitas.
Coloca el frigorífico o el congelador en un lugar fresco y ventilado, alejado de posibles fuentes de calor: cocina, horno, luz solar, etc.
Ajusta el termostato del frigorífico y del congelador según las recomendaciones del fabricante. Por ejemplo, entre 6 y 8ºC en el compartimento de refrigeración y entre -12 y -18ºC en el de congelación.
Para evitar un gasto inútil de energía, no abras las puertas sin necesidad, y si la abres, hazlo el menor tiempo posible.
Comprueba que las gomas de las puertas del frigorífico están en buenas condiciones y hacen un buen cierre para evitar pérdidas de frío.
Descongela el congelador antes de que la capa de hielo sea de 4/5 mm de espesor. Conseguirás ahorros de hasta el 30%.
No introduzcas nunca alimentos calientes en el frigorífico, al enfriarlos fuera, ahorrarás energía.
Cuando saques un alimento del congelador para consumirlo al día siguiente, descongélalo en el compartimento de refrigerados en vez de fuera. Así, lograrás ganancias gratuitas de frío.
Limpia la rejilla trasera del frigorífico al menos una vez al año.