Tanto para el transporte de mercancías como para el de personas, se utilizan principalmente dos tipos de combustibles derivados del petróleo: la gasolina y el gasóleo. Una vez que ambos han sido acondicionados en las refinerías, el último paso para su consumo requiere simplemente de su compra en una estación de servicio. Éstas últimas, han evolucionado de tal forma que de ser meros dispensadores de combustible se han convertido en centros de ocio dotados de cafeterías, tiendas y restaurantes.